“Feliz día a todos los trabajadores y trabajadoras. A los trabajadores de prensa, en particular a los que la están peleando y con su pelea nos marcan el camino a muchos otros. Tiempo Argentino, Radio América, El Argentino Zona Norte y Zona Sur, Infonews, las revistas, los compañeros de los diarios Crónica y BAE, de Del Plata y 360 TV. A todos los despedidos que se cuentan de a cientos de miles y que no resignan. A todos los precarizados.”
Compartimos el mensaje de nuestro compañero secretario de Organización, Agustín Lecchi:
“Feliz día a todos los trabajadores y trabajadoras. A los trabajadores de prensa, en particular a los que la están peleando y con su pelea nos marcan el camino a muchos otros. Tiempo Argentino, Radio América, El Argentino Zona Norte y Zona Sur, Infonews, las revistas, los compañeros de los diarios Crónica y BAE, de Del Plata y 360 TV. A todos los despedidos que se cuentan de a cientos de miles y que no resignan. A todos los precarizados.
Hoy no se festeja nada, es un día de reflexión, para tomar consciencia y de lucha. Feliz lucha a los pobres del mundo y la clase trabajadora, que como dijo Galeano, somos los que creamos el mundo.
El origen del mundo (Eduardo Galeano)
Hacia pocos ańos que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República.
Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un nińo desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.
– Pero papá – le dijo Josep, llorando -. Si Dios no existe, quién hizo el mundo?
– Tonto — dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto -. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.”